Paula, Elizabeth y Emilia son las tres voluntarias que han vivido esta experiencia. Cada una trabaja en un departamento de Atresmedia diferente y no se conocían entre ellas antes de lanzarse a esta aventura. Tras su experiencia en Nong Khai se han hecho amigas y solo ellas entienden cada una de las emociones vividas allí. Para intentar transmitir algunos de esos aprendizajes y recuerdos, les hemos pedido un testimonio a cada una.

Paula Santiago (Multimedia):

El verde es un color asociado a la tranquilidad y la calma. A la naturaleza, la fertilidad y la generosidad. Yo nunca había visto un verde tan intenso y brillante como el que vimos en Nong Khai. El verde de la camiseta de Benten, el de los campos de arroz, el de las tijeras de Dream y los globos de Sun. El de la puerta de St. Patrick’s Boys Home y la cuna de Taara. El de la mantita azul de Titan, que trataba de cubrir su pequeño cuerpo curvado por una columna vertebral que carecía de solidez. También ese azul lo recuerdo verde. Sarnelli House es un orfanato verde porque allí reina la generosidad. Porque las sonrisas de los más pequeños riegan las de los mayores. Porque brota la esperanza en cada esquina. Porque entre el caos de lápices por los suelos, puzzles mezclados y pies descalzos, los casi cien niños que lo habitan encuentran la tranquilidad y la calma que no encuentran en sus casas. La encuentran en personas verdes como Kate, Duck y Brian, que les acompañan siempre, incondicionalmente.

La encuentran en una rutina lejos del hambre, del maltrato, de la enfermedad, del abuso… lejos de los monstruos que han robado su niñez. Pero que no pueden cruzar los verdes barrotes de Sarnelli. Me fui de Tailandia llevándome el corazón lleno de amor y de pintura. Sintiendo el abrazo de cinco desconocidas a las que hoy llamo amigas. Y con la firme convicción de que si pintas un orfanato de verde, se convierte en un hogar. Dice Isabel Allende que el verde todo lo une. Y el hilo verde que nos une a nuestra experiencia en Nong Khai, ese es inquebrantable.

Niña pintando en Sarnelli House
Niña pintando en Sarnelli House | Atresmedia

Emilia Aldao (Noticias Antena 3):

Hace unos días me preguntaron qué olor me transporta a algún momento especial de mi vida. No tuve que darle muchas vueltas: cierro los ojos y me acuerdo perfectamente del aroma del termito donde me mandaban la chocolatada a la guardería. Lo abría todos los días y mi merienda siempre tenía el mismo olor, uno que no puedo describir, pero que 25 años después, sigo recordando. Toda esta reflexión cobró real sentido en mi vida hace unas semanas, cuando volvimos de Tailandia y pude empezar a procesar las emociones y sensaciones que allí vivimos. Sarnelli House es un proyecto hermoso que conocí a raíz de este voluntariado. Se encargan de recibir a niños y niñas con situaciones familiares muy difíciles: abandonos, precariedades, enfermedades y falta de atenciones primarias, aquellas que, para otros, resultan tan normales.

En House of Hope viven los más chiquitos. Estando allí llegó Taara, un bebé de cinco días de vida que ni siquiera podía abrir los ojos. Cuando nos fuimos, el pequeño ya lograba mantener la mirada y no dormirse cuando tomaba su biberón. Pero mi corazón se quedó especialmente con Nicha, una beba que aún no ha cumplido cuatro meses de vida. El día de nuestra despedida llevaba una diadema con una flor en su cabeza, iba preciosísima, imposible olvidarla.

St Patricks Boys House está cargada de la inagotable energía de niños entre 6 y 12 años. Allí sólo importa hacer goles y encestar jugando al baloncesto. Sun es una maravilla de niño de unos ocho años. Listo, alegre, buen compañero y siempre el primero en terminar sus actividades. Ni bien llegamos, se acercó con su mirada pícara y me salió enseñarle unos pasos de flamenco. Cada día al verme repetía “arsa y toma” al ritmo de mis palmas, moviendo sus manos y cadera, en una mezcla de flamenco-reguetón perfecta. Es un niño estupendo. Sólo le pedí que nunca pierda su enorme sonrisa.

En Jan and Oscar House están las reinas de Sarnelli, las chicas de 6 a 12 años. Las que pueden pintar horas y horas sin parar. Las creativas y amorosas. Las que buscan abrazos y estar en brazos constantemente. Mi primer encuentro con Eye fue distante, vino a buscarme para jugar al bádminton (en mi vida había cogido una pala de bádminton) y verdaderamente lo hice fatal, pero desde ahí nuestra relación fue siempre a más. Me veía y corría a buscarme. Pasamos horas dibujando y pintando, armando rompe cabezas, haciendo juegos de manos o pegando pegatinas. La niña de dulzura extrema y ojos gigantes, para hacerle honor a su nombre.

Los adolescentes están en Our Lady of Refuge y Gary and Jane House. Ahí pasan la etapa más conflictiva y reveladora de la vida, los últimos años siendo parte de Sarnelli House, porque al cumplir la mayoría de edad deben salir a encontrarse con la sociedad, continuar sus vidas e intentar no perderse en el camino. Además, está la casa de los voluntarios, donde pasamos eternas horas de charlas, risas y llantos con las cinco maravillosas mujeres que me acompañaron en esta aventura. Tan distintas y empáticas a la vez, tan capaces de escuchar y de levantar el ánimo a las demás cuando las emociones se apoderaban de nosotras.

Sé que no puedo cambiar la vida de ninguno de estos chicos y que mi compañía fue ínfima dentro de las necesidades que tienen, pero lo que sí sé es que deseo con todo mi corazón que Taara, Nicha, Sun, Eye y los más de 60 chicos y chicas que viven allí, también transformen un lejano aroma en amor familiar. Que en algún recuerdo de su infancia -tan distinta a la mía y a la mayoría de los que lean esto- encuentren la contención y dedicación de una familia. Que recuerden que no les faltó un abrazo cuando se raspaban las rodillas o un amigo los peleaba, que alguien les echaba la bronca cuando no se lavaban los dientes, que los llevaban de la mano a la escuela y que cada noche les leían un cuento antes de dormir.

Ojalá, todos y todas tengan su termito de chocolatada.

Voluntarias Atresmedia en Nong Khai
Voluntarias Atresmedia en Nong Khai | Atresmedia

Elisabeth López (laSexta Noticias):

Cuando pienso en Sarnelli en mi cara solo se esboza una sonrisa, una sonrisa que nace desde el alma, desde la felicidad más profunda, que es lo que he sentido en los 14 días que he vivido allí. Me invade la emoción de haber tenido la oportunidad de conocer un proyecto social que nace desde el corazón y que tiene su origen en la necesidad de darle una nueva oportunidad a los niños y niñas que han visto cómo su infancia se truncaba. Sarnelli irradia generosidad desde el minuto uno en el que entras en su pequeño mundo, rodeado de campos de arroz, de un verde iridiscente, que contrasta con el marrón arcilla de sus caminos. Y de esto ha ido la cosa, de contrastes. De bailar entre la felicidad más profunda, al ver a unos niños que solo quieren jugar hasta quedarse exhaustos, y de llorar ante la impotencia de unas historias de vida tan sumamente injustas.

El corazón y la cabeza nos han dado un vuelco. Y también hemos dejado allí un pedacito de nosotras. No hay día que no piense en Tokio, en Numchok, en Sun, en Michelle, en Om, en Em…en Otto, Panpam…, y en tantos otros. No sólo por todo lo que hemos compartido con ellos sino porque me alegra que la vida al final les haya puesto en su camino a personas como Kate, como Brian o como Duck que les aman como si fueran sus hijos y que trabajan incansablemente porque su presente y su futuro sean todo lo maravillosos que puedan ser. De la misma manera que hacen en Pimali, creando desde cero una escuela de hostelería para generar oportunidades a los adolescentes que a los 18 años tienen que dejar sus respectivos orfanatos. ¡Hay personas haciendo proyectos increíbles!

Puede sonar a tópico pero nos hemos traído muchísimo más de lo que llevamos en esa maleta rumbo a Tailandia. Gracias Sarnelli por abrirnos las puertas y contagiarnos de tanto amor y de esperanza en un mundo mejor. Ojalá más Sarnellis. De momento, y hasta que volvamos a vernos, seguiremos llevando las pulseras que nos pusisteis y cobijándoos en el recuerdo de vuestros abrazos que tanto echamos de menos.

Niños jugando durante el voluntariado en Tailandia
Niños jugando durante el voluntariado en Tailandia | Atresmedia

Asociación para la Solidaridad es la entidad que colabora en Sarnelli House y con la que las tres voluntarias han viajado a Nong Khai. Nació con un clara misión: ser un espacio de acogida y solidaridad donde toda persona con ganas de dar y de darse, de transformar y transformarse tuviera su lugar. En palabras de su secretaria, Justi Sánchez, «lo que empezó siendo un reto, una aventura y una responsabilidad, se ha convertido en una preciosa experiencia de voluntariado en Tailandia con Atresmedia. Os damos las gracias por confiar en nosotros y hacer posible la ampliación de la familia AS, a la que ya pertenecéis. Gracias por sumar, por dejaros desabrochar el corazón y caminar en la construcción de un mundo más justo. Con vosotros y gracias a vosotros seguimos trabajando para luchar contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión»

El voluntariado internacional de Atresmedia forma parte del Programa de Voluntariado Corporativo para empleados que Atresmedia lleva a cabo como una de las líneas fundamentales de la política de compromiso social de Atresmedia. A través del Voluntariado Corporativo el Grupo pone a disposición de asociaciones y ONG que trabajan con diferentes colectivos y en diversas problemáticas sociales, el potencial y las habilidades profesionales de los empleados de la compañía. Desde el año 2007, Atresmedia mantiene su apoyo incondicional hacia las actividades de voluntariado corporativo, utilizando sus medios de comunicación para difundir y sensibilizar a la sociedad acerca de la importancia de este trabajo y apoyando aquellas causas de entidades no lucrativas que necesitan de la colaboración desinteresada de la ciudadanía y de los trabajadores del Grupo.